Connect with us

Elmisteriovampiros

El misterio de los vampiros bakaladeros IV: afterhour en el cementerio

drmatrix

Publicado

el

http://contraperiodismomatrix.ning.com/ nueva red social únete ya a la Revolución de la Holocracia

¡¡ATENCIÓN REGALO HOY DEL LIBRO al mejor insulto, comentario, noticia o frikada!!

click aquí para cómprarlo-solo 6 leuros, envia incluido

capítulo anterior click aquí

Resumen: El Padre Apolinar y su estricta ama de llaves Leopolda van a investigar a un terrorífico cementerio donde han asesinado al enterrador Silverio, al que confesó previamente y le anunció de una terrible conspiración de vampiros-reptilianos.

II. DIARIO DEL REVERENDO PADRE APOLINAR

Día 20 de agosto, noche

Después de Cenar, aprovechamos un ratito para acercarnos a un bingo que nos cogía de paso por la calle Castilla. Previamente nos habíamos metido a un bar donde los drogatas iban en la madrugada, El Viena, donde nos pusimos ciegos a cubatas. Como quiera que empezamos a ganar unas pesetucas, a poco se nos olvida lo del cementerio. No obstante a eso de la medianoche nuestra moto-sidecar transponía los aledaños del tétrico cementerio de Ciriego. El camposanto está situado en la costa en un lugar inhóspito y solitario, junto al mar y el vertedero municipal. Allí hay de todo: ratas, perros, cerdos, comadrejas, zorros, yonquis, murciélagos… Hasta se oyen aullidos de lobos, supongo que provenientes de un parque zoológico que hay en San Román. Por si esto fuera poco, por esta zona actúa el llamado psicópata del cementerio que últimamente atemoriza a todas las señoritas del área de La Virgen del Mar.

En la parte más alta del gigantesco cementerio se dibujaba la figura majestuosa de la mansión neogótica, por encima de unos terribles acantilados sobre los que, en parte, se sustentaba.

Escuchábamos los aullidos de los lobos y el rumor fragoroso del salvaje mar cantábrico. El viento repentino runflaba inmisericorde en aquel inconfortable paraje.

Advertimos que no había nadie. En la puerta principal dos carteles nos llamaron la atención. Uno estética y poéticamente prodigioso que decía:

“CEMENTERIO MUNICIPAL DE CIRIEGO”

HASTA AQUI EL TIEMPO, DESDE AQUI LA ETERNIDAD

Y otro más pedestre que rezaba:

“NECESITASE ENCARGADO DE CEMENTERIO.

CASA Y PENSIÓN COMPLETA. COMISIONES DE MUERTE.

ALTA EN SEGURIDAD SOCIAL. IMPRESCINDIBLE VEHÍCULO

Y DON DE GENTES. ABSTENERSE RUMANOS & GITANOS NO COMUNITARIOS”. ENTORNO AGRADABLE Y SUMAMENTE TRANQUILO. RAZÓN AQUI. TRATO FAMILIAR. TLF: 639 933 919

Preguntar por el Sr. Coterillo”

No se advertían luces en la mansión. Parecía que allí los únicos vivos éramos nosotros. Dimos la vuelta y Leopolda, que siempre conducía, aparcó la moto sidecar junto a la tapia. Ayudándonos del sillín de nuestro vehículo, saltamos la tapia no sin dificultad, especialmente Leopolda en razón a su alta y levemente oronda morfología. El cielo se aclaró y la luna iluminó las cruces y los nichos por unos instantes. Leía las leyendas mortuorias: TUS DEUDOS NO TE OLVIDAN, DURMIO EN EL SEÑOR, EL NIÑO RIGOBERTO SAINZ DE AJA, SEÑOR TEN PIEDAD, LA JOVEN CHARITO PARDO AMADOR, A LOS 20 AÑOS, 10-2-52-12-5-72″ etc…. Veíamos a las ratas corretear como bólidos de un lado para otro, al tiempo que emitían diabólicos chillidos. Leopolda se agarraba a mí atenazada por el miedo. Extrañamente advertí que también se veían vallas publicitarias en pleno cementerio: SIEMPRE COCA-COLA…

-No hayas temor, hija.- le consolé, con tan mala fortuna que la toqué una teta por error, por lo que me disculpé de inmediato- El Señor, que es misericordioso, nos protege -y soltaba latinajos sin parar- Patrem omnipotentem factorem caeli et terrae visibilium omnium et invisibilium… padre ominipotente creador del cielo y de la tierra de todo lo visible e invisible…

Conecté mi radicasette portátil para captar alguna psicofonía al tiempo que desconcecté mi móvil, no fuera a ser que nos descubrieran por culpa del maldito teléfono. De nuevo metí la pezuña y di al botóm de música y empezó a sonar a toda hostia el maravilloso Ni más ni menos de Los Chichos, ahí en mitad del cementerio:

…Ni más, ni menos Porque tu te ves bonita, tu te pones orgullosa, ni más, ni menos, ni más, ni menos. más bonitas son las rosas, viene el tiempo y las marchita. viene el tiempo y las marchita, la hermosura es poca cosa, ni más, ni menos, ni más, ni menos….

-Padre -dijo Leopolda- ¿Y si le llaman para una repentina extremaunción?

-Estas no son horas de morirse -contesté irreflexivamente, tratando de quitar hierro al asunto- Dont´worry.

Un grupo de murciélagos se acercó hasta nosotros con intenciones poco amistosas. Corrimos en dirección contraria hasta llegar a la avenida principal del cementerio. Los muertos apacibles y sonrientes, nos observaban sardónicos desde las múltiples fotos de sus tumbas: LOS QUE EN VIDA TE AMAMOS, EN MUERTE NO TE OLVIDAMOS… Mientras proseguíamos nuestra hórrida marcha yo seguía repitiendo todos los latines que sabía para conjurar los muchos peligros que nos acechaban.

Una rata se acercó a mis pies y comenzó a morderme con saña. Hube de zarandearla hasta soltarla por los aires. Enseguida nos encontramos ante la entrada de la despampanante mansión neogótica del cementerio. Por unos momentos, discutimos la estrategia a seguir. Como no parecía haber nadie, yo quería entrar a la casa a investigar en la habitación de Silverio. Leopolda se quería ir. Este lugar es siniestro, padre, se quejaba, y a esta hora echan una telenovela en el Canal Regional.

De súbito, oímos un grito y el ruido de pasos que se acercaban. Miramos a nuestro alrededor y no había nadie.

-He visto algo correr por allí -gritó Leopolda- era un enanito jorobado y le faltaba una mano…¡Uy, padre, qué miedo!.

Dirigí mi vista a aquel lugar, pero yo no vi nada. Volvimos a lo nuestro. Entonces se me ocurrió algo De cajón: llamar al timbre. Si no había nadie, no nos contestarían y así podríamos entrar tranquilamente a la casa.

Mi mano temblorosa e insegura pulsó el timbre. Por supuesto, nadie nos contestó… O ¡sí contesto!. Porque justo en ese momento vimos una luz en el cielo y un ovni plateado de luz cegadora revoloteaba por encima del cementerio de Ciriego. Todo resultaba aterrador.

-¡Padre!…-murmuró Leopolda- Y ahora un ovni en el cielo. ¡Y viene p´aquíiii!.

Pero de súbito el platillo volante se acercó a uno de los Torreones, luego dio un viraje y desapareció en un instante.

A esas horas de la noche, junto al cementerio, la adusta silueta neogótica del palacio impresionaba como si aquello fuera un terrible y gigantesco monstruo que nos fuera a engullir de un momento a otro. Subí la escalinata, me acerqué a la puerta y forcé la cerradura con una ganzúa. La puerta chirrió horriblemente y sin más entramos sigilosamente. Olía a humedad y la anacrónica decoración me resultaba francamente deliciosa. Había muebles viejos carcomidos, lámparas orinecidas, tenebrarios, enormes escudos heráldicos y no pocas armaduras. Encedimos nuestras linternas y comenzamos a investigar, entrando a todas las habitaciones con el crucifijo por delante, por si las moscas. Dimos con un gran salón en donde había miles de libros del año catapún, estatuas clásicas y una oploteca de armas antiguas. A veces, el hedor que nos llegaba era insoportable. A cada instante, las ratas y los murciélagos nos atosigaban sin parar, por no decir las telarañas, que estaban a cada esquina.

Entramos en una habitación en cuya puerta había un cartel que decía: SALA DE ALTAS. Vaya, pensé, aquí debe ser donde dicen que se han desmayado los enterradores por las emanaciones tóxicas de los cadáveres. La verdad que vaya eufemismo, ¡llamarlo sala de altas!, ¡jolín!. ¡mejor habría que llamarlo Sala de Bajas!. Nos pusimos unas caretas antigas que llevábamos ad hoc y penetramos en el cuarto. Había varios ataúdes en fila y un frontal con nichos frigoríficos. En otra parte vimos varios cadáveres en sendas mesas de disección. Una de las tapas de los ataúdes se cerró de golpe: ¡CATAPLUUUM¡. Mi vello blanco se erizó, al tiempo que se me inflaban los huevos. Me acerqué, lo levanté y no vi nada, a excepción de unas braguitas tanga rojas usadas, con una bonita M bordada, que alguna muerta había olvidado por allí. ¡Guarras!, musitó Leopolda, siempre amante del orden y la higiene. No olvidé cogerlas como prueba, ya que observé que estaban manchadas con distintas sustancias que despedían un fuerte olor, quizá afrodisiaco. Si no fuera cura, a buen seguro que me la hubiera pelado como una cerda más tarde con las braguitas de marras, pero siendo vicario de Dios, me contuve, por enésima vez.

Más tarde Leopolda tropezó con un armario que abrió, a la vez que un viscoso cadáver en plena putrefacción se abalanzó sobre ella. Un grito seco estuvo a punto de romperme los tímpanos. Le ayudé a sostener el finado y lo volví a colocar en su sitio:

-Tranquila, hija -dije, mientras la limpiaba algunos residuos putrefactos que le había dejado en la cara- No sabrían qué hacer con él, y luego lo dejaron ahí olvidao. No pasa nada. Requiescat in pace.

En eso miré uno de los nichos frigoríficos en el que leí el nombre de Beverly Astrid Mejía : ¡era la colombiana asesinada que salía el otro día en el periódico!. Abrí la cámara y examiné el cuerpo por unos minutos. El espectáculo era atrozmente repugnante: estaba retocada, pero aún eran visibles los cortes y los desgarros en la piel. Extraje una muestra de sangre y le inoculé un líquido para que no se descompusiera, por si en un futuro, aunque la sepultaran, me hiciera falta examinarla de nuevo.

Salimos y subimos unas escaleras señoriales, rematadas arriba y abajo por bolinches de infernales y espantosos dragones, hasta llegarnos a las plantas superiores y la habitación de Silverio. El olor fétido nos hacía a veces retroceder. Había una televisión, un solárium, pósteres de señoritas en pelota, psicópatas y cantantes , como El Fary y la Pantoja. Indagué en los cajones y sustraje un par de cosas: una carta lacrada y un libro de un tal Agustín Calmet titulado VAmpiros de Hungría y sus alrededores. [Bueno a decir verdad, también nos afanamos unas mudas monísimas de acetato que había por allí, que la verdad, Silverio difunto, a nadie ya hacían falta. El Señor me perdone]. Aproveché para coger del orinal del difunto unas muestras de orina para un posterior análisis forense. Posteriormente al comprobar la calidad del orinal, nos quedamos con él, luego de quitarle el asa que lo hacía parecer un orinal, ya que estaba decorado como si fuera una porcelana de Limoges. La utilizábamos para echar la ensalada y las endivias y ni dios se dio cuenta jamás de su procedencia. ¡No habré mojaó yo salsa en ese magnifico orinal!. Leopolda y yo nos mirábamos pícaramente cuando nuestros invitados mojaban en la porcelana.

Bueno a lo que iba….Los lobos aullaban en el exterior y las olas del mar rompían estrenduosas contra las rocas del acantilado. Con lo a gustito que estaría yo en mi casa de Solares, me decía, viendo la televisión, mientras leo al sublime José María de Pereda o toco mi bandurria…

– En estos sitios, siempre suele haber una cripta o un sótano -observó Leopolda- Lo he visto en muchas películas. Vayamos a ver si hay algo.

-De cajón, querida Leopolda.

Bajamos las escaleras y llegamos a un pequeño pasillo en donde por casualidad encontramos una antiquísima puerta con caracteres mágicos, que nos fue imposible abrir. PROHIBIDA LA ENTRADA, leímos, SOLO PERSONAL DEL CEMENTERIO. Intenté dar un puntapié, pero la puerta se mantenía inamovible. El eco de la patada asustó a Leopolda, quien sin querer se dio de bruces con una esquina, con tan buena fortuna que debió tocar algún mecanismo secreto, que hizo que la puerta se abriera. Penetramos silenciosos y franqueamos varios pasadizos hasta dar con otra puerta que no sé por qué a mí me llamó la atención. Por supuesto, intenté abrirla sin éxito.

Entonces saqué un aparato de espía que llevaba por si acaso. Un periscopio portátil, en miniatura, inventado por los japoneses, que me había regalado un cuñado mío detective, y que te permitía ver en la oscuridad por cualquier rendija. Como era plano, lo introduje por el resquicio que quedaba debajo de la puerta y luego con un sensor digital que llevaba en la mano intenté captar las imágenes que recibía desde dentro. Este invento es ideal para husmear en vestuarios de féminas en gimnasios o wáteres públicos.

Como está mandaó, una vez hice la prueba, pero sin ningún propósito sexual, sino sólo para ver si servía. De nuevo, de no haber sido sacedorte, me hubiera puesto las botas usándolo, pero me tuve que constreñir una vez más, lamentándome en la putada que era haberme convertido para el resto de mi vida en sacerdote célibe y haber entregado mi libido al por otra parte gran Jesuseldelcristo, que era tan magnífico y famoso, que antes del cristianismo ya existía en los mitos egipcios, por ejemplo, los evangelios fueron hallados en la tumba de Tutankamón y ocultados por los Rothschilds sionistas illuminatis.

Al principio no veía nada, pero en cuanto la pantalla se aclaró mis ojos no podían creer lo que contemplaban. Un escalofrío me recorrió la columna.

– Esto está lleno de señoritas, Leopolda.- susurré asustado- ¡Vamonos pitando! Ahhh, ¡Y estan todas en cueros!. ¡Parece un puticlub!….

En mi vida había visto nada igual. Parecían un montón de mujeres públicas en actitudes tan procaces y tremendas que no me atrevo ni a describir. Leopolda miró en la pantalla y lanzó un resoplido como si se fuera a desmayar. Pero allí no se movía ni Dios. No se mueven, señaló Leopolda, quizá son muñecos o algo raro, que nosotros, católicos apocados, no entendemos qué es… Suspiré y ya más tranquilo me metí por otro pasillo, pregúntandome qué demonios podía ser aquello. Tengo que reconocer que, siendo célibe de toda la vida, la visión me dio un calentón morrocotudo. Las puertas del infierno deben ser algo parecido, pensé, y la verdad que algunas de las chavalas estaban de muerte.

No ganábamos para sustos ya que al poco oímos como el llanto de una mujer y luego el ruido de caballos.

-¡Dónde está mi niña! -oímos con toda claridad- ¡Dónde está mi niña!.

¡Jezabeeel!, ¡Jezabeel!.

¿Y eso qué es?, farfullamos a la vez. Después se oyó un golpetazo tremendo y los relinchos de un caballo. Y más tarde campanas de difuntos: ¡clamm, clammm, clammmm, clamm…!.

Sin encontrar una explicación lógica, proseguimos y bajamos unas escaleritas de caracol. Llegamos entonces a una estancia llena de cadáveres y esqueletos que nos pareció ser el pudridero. Sentía escalofríos cada vez que topaba con algún esqueleto. [Pero tuve la valentía de coger un par de calaveras para adornar mi escritorio, que allí molan un montón]. Hubo un momento que hasta me pareció ver una mano sangrante reptando por el suelo… Quizá fue una alucinación… De pronto, oímos unos golpeteos monótonos que venían de las entrañas de la tierra. Eran rítmicos y tremendamente pegadizos.

Nos santiguamos y nos abrazamos por unos instantes. Tan nervioso estaba, que estuve a punto de darle un morreo a la Leopolda, no sé ni por qué. [Aunque quizá el subconsciente me jugó una mala pasada y después de tantos años de celibato y de la visión de las tías en pelota me puse como una moto al calor de las carnes flácidas de mi juciosa ama de llaves. Y tampoco es que estuviese nada mal, era espigada, caderona, de ingentes pectorales y un rostro alabastrino y circunspecto, que delataba su ascendencia sajona, siempre rematado con un alto moño de institutriz victoriana ]. Afortunadamente, mantuve mis votos, a la vez que musité:

-¡Qué diablos es ese ruido, Leopolda!.

-Parece como música -contestó ella- música demoniaca.

Dirigí mi linterna por todos los rincones. Advertí otro pasillo y lo franqueé tomando de la mano (por cierto, que estaba siempre húmeda) a Leopolda. La música se escuchaba con más claridad. Era un martilleo estruendoso, como de música sintética del otro mundo:¡PUM-PUM-PUM, CHIMBA, PUM- PUM- PUM…! Abrimos otro enorme postigo de madera y bajamos unas escaleras infectadas de ratas hasta llegar a una estancia que parecía ser una capilla o una cripta, en donde hacía tanto frío que yo creo que había hasta estalactitas.

-Esto es música -infirió Leopolda-

-De cajón, querida Leopolda- asentí yo- y si mis conocimientos musicales no me fallan, música de esa que llaman “techno“.

Bakalao -matizó Leopolda- Así lo llaman mis sobrinos: bakalao.

-Ya decía yo -dije irónico- que a mí todo este asunto me olía a bacalao.

Ignorábamos de dónde venía la música. Pero aquello parecía una auténtica discoteca. El volumen era tan elevado que a veces teníamos que alzar la voz para hacernos entender. [Estos sonidos me cogen un poco lejos, que yo ya soy hombre de edad, lo mío es la salsa, la canción española y sobre todo la rumba, aunque he de reconocer que la música era tan pegadiza que yo creo que tanto Leopolda como yo no podíamos evitar mover los pies al ritmo de la misma].

Veamos que hay aquí- dije, casi tarareando la melodía.

Según iba iluminando con la linterna, iba percatándome de que aquello era una cripta. Distinguí varias lápidas, cruces y símbolos extraños babilónicos de los dioses Anu, Enki y Enlil, que parecían mágicos o masónicos. En el centro había una efigie de la diosa satánica Semiramis ( la paloma católica) y un ataúd abierto, iluminado por unos débiles velones.

-Allí hay un ataúd -susurró Leopolda- Tengo miedo, padre. ¡Qué acojone!.

Yo también tenía miedo, pero ya no podía volverme atrás. Iré a ver que hay allí, dije tembloroso. Yo me voy a por tabaco, gimió Leopolda. Esta bien, dije, iré yo sólo. Me acerqué unos metros y vi un cadáver yacente, con los manos entrelazadas en el abdomen, el rostro pálido, pero como maquillado. Tenía eso que llaman piercing en la nariz e Iba vestido con ropas modernas, yo diría que cibernéticas y con zapatillas de deporte con plataformas. Una sonrisa satánica se dibujaba en su rostro hierático.

– Leopolda, acercaté -susurré- aquí hay un cadáver.

Mi ama de llaves de acercó, santiguándose con el crucifijo en ristre.

– Es un vampiro -musitó- salgamos de aquí.

-¿Quién será? -me pregunté- Ese rostro me es familiar. Yo le he visto en algún sitio. ¿En el papel, quizá… en el facebook…?.

Me atreví a tocarle y estaba frío como el hielo.

-Tenga cuidado padre, si es un vampiro, se puede despertar, son las tres de la madrugada.

Pero aquella cosa no la movían ni los geos.

Le pegué una bofetada y ni se inmutó. Miré en sus bolsillos y di con una bolsita con pastillas y polvillos blancos, un pañuelo lleno de mocos y sangre y un condón marca “actual“. En su cuello tenía una medallita con una pirámide y un ojo y una inscripción que me hizo dar un salto y gritar:

-¡Voto al chápiro verde!…: ¡ es… Silverio Palomeque!

HAY ESPERANZA

¡ESCÁNDALO SEXUAL¡¡¡AGOTADA 1ª EDICIÓN EN UNA SEMANA

“Obra monumental del periodismo contemporáneo”, Eduardo Ferreyra

VÁCUNATE DEL TIMOSIDA Y GRIPE CERDA CON LA MACROESTAFA DEL SIDA

click aquí para cómprarlo

COMO PREDIJE, CLIMATEGATE Y EL MUNDO COLAPSADO POR EL HIELO

¡COMPRA A MÁTRIX ¡CALOR GLACIAL YA!

click aquí para cómprarlo

CÓMPRALO AQUÍ, NO EN LIBRERÍAS

Pídeselo a Mátrix, sólo 7 e. + 2 E. gastos de envío por transferencia. Compra la versión ilustrada de 2005 por 15 euros, es complementaria a la de bolsillo, aún quedan algunos ejemplares.

click aquí para cómprarlo

Lee Jaquemate click, el periódico de la verdad: abre los ojos y levántate

MI BLOG, MEJOR BLOG DE CONSPIRACIONES EN RANKING DE INTERNET

http://contraperiodismomatrix.ning.com/ nueva red social Créemos un Nuevo Mundo

CLICK AQUÍ PARA COMPRAR TODOS LOS LIBROS DE LUIS CARLOS CAMPOS-MATRIXSHOP-COMPRAS EN ÁMERICA

Seguir Leyendo
1 Comentario

1 Comentario

  1. David

    13/11/2015 at 2:51 am

    Hay quien dijo ..Si funciona… Quizás lo provaría.

Deja tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elmisteriovampiros

Suben en vídeo el primer capítulo de El Misterio de los Vampiros Bakaladeros

drmatrix

Publicado

el

 

comprar aqui www.contraperiodismomatrix.com/e-shop

Gracias amigos a los que subieron este video con mi libro el misterio de los vampiros bakaladeros. Un orgullo para cualquier escritor que tu libro guste y que hagan un video con sus capítulos.   Se trata de una parodia del Conde

(más…)

Seguir Leyendo

Elmisteriovampiros

El Misterio de los Fantasmas Descubierto Para Toda la Eternidad

drmatrix

Publicado

el

El Misterio de los Fantasmas Descubierto Para Toda la Eternidad. La película el Sexto Sentido es completamente real
(más…)

Seguir Leyendo

Elmisteriovampiros

El misterio de los vampiros bakaladeros: en Transilvania con el Conde Drácula

drmatrix

Publicado

el

Viernes 2 alucinantes historias de la camiseta mágica del dr. matrix

 

EL VOCABLO BAKALAO VIENE DE ALGUIEN QUE ESPERABA DISCOS

Y PREGUNTABA “¿YA HA LLEGAO EL BACALAO?

Resultado de imagen de el misterio de los vampiros bakaladeros

De ahí quedó la palabra de llamar bakalao a la música tecno dance, famosa en la ruta de l bakalao en Valencia y Castellón en los 90.

comprar el misterio de los vampiros www.contraperiodismomatrix.com/e-shop

sinopsis: la parodia del Conde Drácula va a llegando a su clímax despiporrante. El Padre Apolinar va con su ama de llaves Leopalda al Castillo de Drácula en Transilvania. Descubren que a Drácula le encanta el technohouse. Libro basado en hechos reales,incluso cosas que pongo en el libro han pasado luego…alucinante.

(más…)

Seguir Leyendo

Tendencia

Copyright © 2020 Contraperiodismo Matrix. Diseñado por Luis Carlos Campos Steagnus Studio